Vitoria Gasteiz
Plaza de la Virgen Blanca, centro neurálgico de Vitoria-Gasteiz.

Aunque la visita a Vitoria-Gasteiz supondría el fin de nuestro viaje de siete días por Euskadi, he de reconocer que estaba deseando descubrir la capital del País Vasco, y ya no sólo por sus aspectos medioambientales (Capital Verde Europea en 2012) y calidad de vida de la que tanto se habla, sino por conocer su núcleo medieval exquisitamente conservado y como no, para seguir disfrutando de la rica comida vasca.

Nuestra primera impresión… Vitoria es una ciudad verde, agradable, hecha para pasear sin prisas, limpia, comprometida con el medio ambiente, de esas que me gustan a mí, repleta de innumerables jardines, plazas, bares, tabernas y terrazas en las que sentarte a echar unas cervezas o un café mientras miras a un lado y otro «cotilleando» las costumbres de su gente.

Vitoria Gasteiz
Vitoria-Gasteiz. Capital Verde Europea en 2012.

Capital Verde Europea
En 2012 la ciudad fue declarada Capital Verde Europea, un reconocimiento por el esfuerzo y el compromiso que esta ciudad tiene con el medio ambiente. La ciudad cuenta con casi 50 metros cuadrados de zonas verdes por habitante. Es la tercera ciudad europea que gana el prestigioso título desde que esta iniciativa se puso en marcha en 2010, tras Estocolmo y Hamburgo, que ya es decir algo. En 2013 la ciudad francesa de Nantes tomó el relevo.

Anillo verde de Vitoria
A comienzos de los 90 del siglo pasado se diseño un ambicioso proyecto ambiental y social con la idea de crear una gran área verde de uso recreativo en torno a la ciudad de Vitoria. El resultado, 5 (6 según otras fuentes oficiales) parques periurbanos de elevado valor paisajístico conectados mediante corredores eco-recreativos. Fue catalogado por la ONU como de las mejores actuaciones mundiales en el III Concurso Internacional de «Buenas Prácticas para la mejora de las condiciones de vida de las ciudades».

Una buena forma de conocer los parques es en bici. El Ayuntamiento ofrece un servicio de préstamo gratuito (más de 500 bicis en los 17 puntos de préstamo habilitados por toda la ciudad).

No puedo decir que la ciudad tenga un tremendo ambientazo, aunque seguro que durante sus fiestas ocurre todo lo contrario. Desconozco si influyó haberla visitado un día laborable de junio. En diciembre de 2012 visité de nuevo la ciudad, esta vez por motivos laborales. La experiencia me llevó a concluir exactamente lo mismo, pues a las 8 de la tarde no había un alma en la calle.

Como disponíamos tan sólo de una mañana y tarde para conocer la ciudad diseñamos un corto pero cuasi completo recorrido que comenzaría por la Catedral de María Inmaculada. Desde aquí nos desplazaríamos hasta su Casco Medieval para finalizar unas horas más tarde por el Paseo de la Senda hasta llegar al Palacio de Ajuria Enea.

Nos llamó la atención la Catedral de María Inmaculada (más conocida como la Catedral Nueva) templo de estilo neogótico construido en dos periodos, 1907-1914 y 1946-1969, por la falta de fondos. Desde aquí nos desplazamos a la Plaza de la Virgen Blanca o Plaza vieja, centro neurálgico de la ciudad, que abre sus puertas al casco viejo. En el centro de la plaza se encuentra un monumento en recuerdo a la Batalla de Vitoria (1813), uno de los capítulos de la Guerra de Independencia.

Catedral de María Inmaculada.
Plaza de la Virgen Blanca o Plaza Nueva.

Anexa a la plaza vieja se encuentra la Plaza de España o Plaza nueva, donde se sitúa el ayuntamiento y la oficina de turismo. La verdad es que no deja de parecerse a la Plaza de la Corredera de Córdoba, la Plaza Mayor de Madrid o la de Cáceres y Salamanca. Aquí hicimos una pequeña pero satisfactoria parada para el desahogo y galope de mi bello diminuto que por aquel entonces contaba con poco más de añito y medio. También para desacelerar el flujo sanguíneo de quién portaba en su barrigota a otro bello diminuto que 6 meses más tarde saldría para conocer el mundo.

Plaza de España o Plaza Nueva.

Nos encantó de Vitoria-Gasteiz su Casco Histórico, que conserva intacto su trazado medieval. Sus calles y callejones (llamados cantones), con nombre de oficios y artesanos como Cuchilleria, Zapatería, Herrería o Pintorería, nos regaló multitud de suspiros de admiración tras descubrir las sorpresas que escondían. Templos de arte gótico, renacentista, barroco o neoclásico, edificios civiles, palacios, casas torres, tiendecillas con originales regalos (no Made in China)… Sin duda, la mayor sorpresa que nos llevamos en nuestra visita relámpago a la ciudad.

Nos acercamos hasta las «Cuatro Torres«, las de las iglesias de San Pedro, San Miguel, San Vicente y la Catedral de Santa María (edificio gótico del XIV).

Iglesia de San Pedro Apostol, en el casco histórico.

La Catedral de Santa María es tal vez el mayor atractivo arquitectónico de la ciudad. Está en período de restauración y ha sido estudiada por expertos de todo el mundo. La restauración se está realizando bajo el nombre de «Abierto por obras» pues puede ser visitada. Recibió los premios Turismo Vasco 2000 y Europa Nostra 2002, la máxima distinción que la UE concede a los trabajos de restauración y conservación del patrimonio, que no es cualquier cosa.

Paseando por el casco viejo nos encontramos murales que llenaban de color a estas calles tan antiguas. Estos murales se enmarcan en el denominado «Itinerario Muralístico de Vitoria-Gasteiz«. Nos comentaron que estaban realizados por artistas y vecinos interesados en producir obras de arte públicas. Durante nuestra estancia la ciudad contaba con 9 murales, pero seguirán aumentando cada año.

Uno de los murales del Itinerario.

Me sorprendió enormemente lo bien terminados que estaban. Hasta el más pequeño de los detalles estaba conseguido, de hecho, nos llevamos bastante tiempo en cada uno de los 5-6 que nos dio tiempo a ver. Merece mucho la pena invertir tiempo en los murales y disfrutar del arte del «grafitti vitoriano» que está llenando de color el casco histórico de Vitoria-Gasteiz.

Otro de los murales del Itinerario.
Uno de los murales del Itinerario.
Paseo de la Senda

Cae la tarde. El viaje al País Vasco llega a su fin. Mañana nos espera un duro camino de vuelta a casa. Todo ha sido tan gratificante que difícilmente podremos olvidarlo. Fran y Aitor, un millón de gracias por tan sobresaliente acogida. La deuda que tengo pendiente con vosotros es infinita.